La limpieza con agua a presión consiste en la aplicación de un chorro de agua a alta presión sobre las superficies que se desea limpiar. El agua a presión se utiliza, sobre todo, en fachadas de edificios y/o pabellones, así como patios y acerados. En función de las características y resultado deseado existen distintas posibilidades de adaptar la temperatura, la velocidad y el caudal del agua.